El concepto de ciberseguridad se relaciona erróneamente con grandes corporativos; sin embargo, debe ser considerado como un must de cualquier emprendimiento.
Lo que va de este año ha demostrado que los grandes grupos financieros no se salvan (el hackeo a la banca mexicana), pero tampoco el ciudadano de a pie (la controversia por Cambridge Analítica).
Por ello, la ciberseguridad no es un tema que se restrinja a empresas, sino que debe arrancar, al igual que la búsqueda del éxito, con los primeros latidos del emprendedor.
El más reciente estudio de la empresa de ciberseguridad Sophos, “The Dirty Secrets of Network Firewalls”, detalla que el 51% de las empresas mexicanas no identifica el tráfico en su red. La estadística de los emprendedores debe ser aún más alarmante.
Para Sánchez, se trata de educar y generar una cultura de la protección personal, a partir de un contexto en el que se reconoce que un antivirus es apenas una cucharada de medicina, pero no una garantía para no enfermarse.
El emprendedor debe cuidarse de diferentes ataques que abundan en el ciberespacio, los cuales llegan a ser tan potentes que lo menos importante termina siendo el equipo de cómputo.
De acuerdo con el especialista, los principales riesgos radican en el robo de identidad, que llevan a temas tan drásticos como la extorsión o el robo. Igualmente, el robo de datos es otro de los principales daños que provoca una seguridad laxa al navegar en la red.
“Es muy peligroso el robo de datos, pues llega a traducirse en un manejo malintencionado de información confidencial y, en el caso de empresas, se pueden hacer de proyectos importantes de las empresas, dañar la propiedad intelectual”, comenta Sánchez.
Las startups y, en general, cualquier emprendimiento con potencial de crecimiento, normalmente, parte de una idea diferente, disruptora, que no tiene nadie más o que no ha sido explorada por la competencia. Una vez que se desarrolla, se convierte en información de alto valor, que de caer en las manos equivocadas podría terminar por arruinar el avance de la misma.
De ahí que un concepto como el de la ciberseguridad debe estar alineado a las necesidades básicas de cualquier proyecto empresarial que emerge.
“En realidad, la ciberseguridad es un componente integral del emprendimiento, y no debe interpretarse como un add on; debe estar desde el diseño”, explica el experto.
Sánchez sugiere los siguientes puntos para mantener una cultura de seguridad dentro de cualquier emprendimiento:
Contar con una base: los software de seguridad, como pueden ser los antivirus, son el primer paso hacia una cultura de la protección digital. La herramienta debe ser actualizada cada vez que lo pregunte el proveedor, pues se agregan nuevos candados que van limitando las amenazas o disminuyendo las posibilidades de un ataque. Este proceso puede llevar un poco de tiempo, pero también se puede programar o calendarizar para que se realice en las horas en las que no se encuentra trabajando el equipo.
Mejorar la cultura de protección: es un hecho que el universo que no lee las políticas de confidencialidad o las páginas de términos y condiciones es muy superior al que sí lo hace; sin embargo, ahí radica buena parte de la libertad que se le permite a las aplicaciones o páginas que se visitan todos los días.
Mientras más sitios accedan a nuestros datos, más cerca se estará de perder el control sobre ellos.
Por otro lado, es importante cuidar, en la medida de lo posible, los accesos a diferentes páginas web (utilizar solo sitios confiables o conocidos), así como evitar abrir los correos electrónicos de desconocidos o que no provengan de una dirección que se reconozca.
Cuestionar: el software libre o gratuito como herramienta de ciberseguridad –o de cualquier tipo de servicio– en un emprendimiento resulta una opción dudosa. Los CRN, RP o plataformas de marketing, servicios de contabilidad u otros que llegan a ofrecerse como gratuitos, normalmente, ofrecen una cobertura parcial y, más importante, toman del usuario sus datos e información a cambio.
En el mundo moderno hay una frase que debería ser repetida como mantra por cualquier usuario de un gadget: “cuando el servicio es gratis, el producto eres tú”.
Fuente: Entrepreneur